¡Ya no me puedo callar más! ¡Qué rico poder ser incongruente después de toda una mañana de silencio! ¡Vivan los 33! ¡Y vivan los 6 rescatistas! ¡Y los cientos de ingenieros y obreros que han trabajado en el rescate! En suma: ¡viva la vida y viva la literatura! Y muchas gracias por venir, Ana, y por dejar tu sobrio silencio.
Abrazos suspensivos,
PABLO GONZ
Piensas como un escritor, Gabriel: ves algo y enseguida le das la vuelta para buscarle nuevos sentidos.
Abrazos chilenos que son muy muy fuertes,
PABLO GONZ
Tú también eres escritora, Sinsellos, y haces crecer mis palabras con las tuyas.
«Cuando la literatura se convierte en vida, los lectores debemos callar».
¡El complemento!
Abrazos yinyángicos,
PABLO GONZ
Ahiva (o como se escriba)… he empezado la frase igual que Propílogo, pero no era mi intención… en fin, está claro que ambos me habéis inspirado. Un abrazo o dos
Yo incluía «escribir» en ese «callar». Luego, como ves, el silencio salta en pedazos. Una de mis lecciones pendientes: aprender a callarme. Me va a costar, me va a costar.
Abrazos enormes,
PABLO GONZ
Ciertamente es así. Que no es lo mismo que vidas dramatizadas, o dramas en la vida. La Literatura es otra cosa, y si la vida se (nos) transformase en Literatura (andante) me gustaría poder elegir -tener esa libre elección-, del tipo de papel, la tinta que corra por mis venas, la encuadernación… incluso el estante donde ubicar mi morada.
Saludos desde Barcelona (Cataluña, España)
Montse.
Montse,
muchas gracias por tu atinado comentario. Eres bienvenida por aquí. Dentro de un par de días publicaré un micro que quizás te guste, a juzgar por tus palabras.
Abrazos mundiales,
PABLO GONZ
Creo que la vida se identifica con la literatura en manos de la posteridad, cuando los escritores de aquel entonces ya callan.
Un abrazo idéntico a lo natural.
Una gran idea, Tatiana: le encuentro resonancias muy profundas que no puedo evaluar sin un poco de reflexión. «La literatura se identifica con la literatura en manos de la posteridad». Frase que queda orbitando en torno a quien la lee. Gracias por compartirla con todos.
Abrazos australes,
PABLO GONZ
Siempre dando en el clavo, Pablo, qué frase tan acertada después de tantas emociones… Me preguntaba qué nos enviarías hoy y sólo puedo decirte CHAPEAU!!
Yo creo, URL, que los escritores hacen de la vida literatura, porque la literatura es una representación de la vida. Dicho más in extenso, cuando la vida posee la virtud de representarse a sí misma, mostrarse tan afilada que nos corta sin remisión, entonces nuestra función social desaparece. Y no nos queda otra que callar, si pretendemos la coherencia, claro. Sobre la bondad intrínseca de hablar o callar, dependerá de la circunstancia, ¿no?
Abrazos fuertes,
PABLO GONZ
Pues yo, como prefiero no sentirme escritor, no voy a callar. Ya están haciendo mucho ruido (y más que harán) los «escritores» que hacen literatura de la vida (de la privada). Me temo que en adelante asistiremos a un negocio que llevará la demanda de una audiencia conmovida por el hecho esencial hacia la literatura superflua y pornográfica. Ojalá me equivoque. Pero, por si acaso, no callo.
Abrazos, Pablo. Y perdona por cargarme el rollo, pero hoy estoy tocapelotas con esto :P.
Los escritores (yo sí me siento escritor, entre otras muchas cosas) hacemos literatura de todo lo que cae en nuestras manos. Hay hechos de la vida privada que son esenciales en la gestación de una obra (por ejemplo los sentimientos, las ideas derivadas del ambiente en el que uno se crió, etc). Por otro lado, la parte crematística de la vida de un escritor no es ni más ni menos importante que en otras profesiones. Suponer que un escritor vive del aire es algo tan ingenuo como suponer que puede ganar dinero con cualquier cosilla que escriba.
Iba a mandarte abrazos tocapelotas pero seguro que más de uno me malinterpreta, así que abrazos, dos abrazos. 🙂
PABLO GONZ
La literatura es vida y la vida surge, mana, se revela, rehivindica, reclama, fluye, acaricia, entristece, enseña, etc. y sobre todo, hacde personas.
Por cierto,¡Hurra por los 33, por los seis y por todos los que se han preocupado por ellos y sus familias!!
Besicos muchos.
Te doy la razón, Torcuato, que, según me parece, radica en el adverbio «normalmente». Como en todas las casas, hay excepciones. De vez en cuando un escritor destaca por lo que dice pero «normalmente» no.
Abrazos murcianos,
PABLO GONZ
Esa es (me parece a mí) la principal función del escritor: algo así como «afilar la realidad», lo que se logra por medio de la observación (esa mirada callada y escudriñadora) y la escritura (todos hemos notado alguna vez que el ejercicio de escribir no es una mera realización de ideas y sentimientos sino que también supone un aporte a ellos.
Para terminar, mi agradecimiento, por tu visita y tu comentario. Eres bienvenida.
Un abrazo,
PABLO GONZ
Ay amigo Pablo, es que el escritor no domina las letras o las palabras; éstas lo dominan a él.
¡Felicitaciones al pueblo chileno por semejante muestra de grandeza!
Saludos!
Les transmito tus felicitaciones a todos los chilenos que vea. 🙂
Respecto a la primera parte de tu comentario, creo que esto puede suceder en algunas ocasiones: se impone el tema como una obsesión y es tal su fuerza que incluso dicta las palabras correspondientes. En otros casos, se trata de un común acuerdo: el sentimiento se expresa a través del oficio y la técnica de escribir en un «acuerdo» más que en una relación de «dominio».
Abrazos fraternos, querida amiga.
PABLO GONZ
Creo que en casos excepcionales la vida y la literatura se superponen casi exactamente. Por lo común, la literatura es una parte de la vida, o un modo de ver la vida para representársela.
Abrazos de colibrí,
PABLO GONZ
Leeremos y veremos muchas representaciones de este alucinante evento. Brad Pitt será Luis Urzúa y gritará: «Hurray!, hurray!» Y yo me reiré mucho en ese momento.
Abrazos fuertes,
PABLO GONZ
Creo que esta historia como documental sería desproporcionada: meses de oscuridad plena y apenas un día de euforia. El arte consiste también en proporcionar la realidad para que se nos clave, así que yo haría ficción con esta historia: una buena película de 90 minutos. No faltarán los buenos directores.
Abrazos californianos,
PABLO GONZ
Pues a mí ese silencio aún me cuesta, Marie-Claude. No el silencio del ambiente: el silencio de dentro, la paz serena…
Un abrazo muy fuerte desde Chile y gracias por venir.
PABLO GONZ
Yo lo interpreto como una respuesta a cuando uno trata de escribir los episodios novelescos de su vida como si pudiesen ser literatura. Cuando la vida es «literatura» hay que callar y vivir. Pienso también, aparte, en los estados de locura, donde no se puede la escritura. Saludos Pablo.
Gracias por tu interesante aporte, Nicolás. Te sigo en «Un parto constante». Porque eso es la literatura, ¿no? Un parto que no cesa.
Abrazos fuertes,
PABLO GONZ
Pablo González Cuesta (Pablo Gonz) es un escritor español nacido en Sevilla (1968) y radicado en Valdivia (Chile) desde el año 2001. Hasta los tres años, vivió en Sao Paulo (Brasil) y a esa edad su familia se trasladó a Barcelona, donde permaneció hasta 1976. El siguiente destino fue Madrid, donde pasó la mayor parte de su infancia y su juventud, con frecuentes estancias en un pueblo de la Montaña Leonesa (Cofiñal) de donde procede su familia. Posteriormente, vivió durante casi un año (1991-1992) en Múnich (Alemania). En este mismo periodo se produjo su definitivo acercamiento a la literatura, siendo sus primeras referencias literarias Gabriel García Márquez, Eduardo Mendoza, León Tolstoy y Stefan Zweig. Tiene seis novelas publicadas: 1996: «La pasión de Octubre» (ed. Alba, Barcelona). 1997: «Experto en silencios» (ed. Bitzoc, Palma de Mallorca, España). 1998: «Los hijos de León Armendiaguirre» (ed. Planeta, Barcelona). 2008: «Libertad» (ed. Uqbar, Santiago de Chile). 2008: «Mío» (ed. Carisma, Badajoz, España). 2014: «Lavrenti y el soldado herido» (ed. 20:13, Valdivia, Chile). 2015: «Libertad» (ed. Fantasía, Madrid, España). «La saliva del tigre. Minificciones» es su único libro de microficción (2010).
14 octubre, 2010 a las 11:43
…
14 octubre, 2010 a las 15:29
¡Ya no me puedo callar más! ¡Qué rico poder ser incongruente después de toda una mañana de silencio! ¡Vivan los 33! ¡Y vivan los 6 rescatistas! ¡Y los cientos de ingenieros y obreros que han trabajado en el rescate! En suma: ¡viva la vida y viva la literatura! Y muchas gracias por venir, Ana, y por dejar tu sobrio silencio.
Abrazos suspensivos,
PABLO GONZ
14 octubre, 2010 a las 16:20
Apunto el dato numérico: 6 rescatistas, contigo mi homenaje sigue vivo
14 octubre, 2010 a las 17:54
Gracias, Ana. Besazos, P.
14 octubre, 2010 a las 11:52
Y cuando la literatura se convierte en algo tan real, tan real…
14 octubre, 2010 a las 15:31
Piensas como un escritor, Gabriel: ves algo y enseguida le das la vuelta para buscarle nuevos sentidos.
Abrazos chilenos que son muy muy fuertes,
PABLO GONZ
14 octubre, 2010 a las 11:53
Y cuando la literatura es pura vida me quedo muda.
14 octubre, 2010 a las 15:33
Tú también eres escritora, Sinsellos, y haces crecer mis palabras con las tuyas.
«Cuando la literatura se convierte en vida, los lectores debemos callar».
¡El complemento!
Abrazos yinyángicos,
PABLO GONZ
14 octubre, 2010 a las 12:02
Ahiva (o como se escriba)… he empezado la frase igual que Propílogo, pero no era mi intención… en fin, está claro que ambos me habéis inspirado. Un abrazo o dos
14 octubre, 2010 a las 15:34
¡Las sincronías, Sinsellos, las sincronías!
14 octubre, 2010 a las 12:32
Mi vida es pura literatura dramática, metafóricamente hablando. Un saludo a todos Neli 🙂
14 octubre, 2010 a las 15:36
Un abrazo dramatizado para ti, Neli. Y todo mi agradecimiento por tu comentario.
PABLO GONZ
14 octubre, 2010 a las 12:34
La vida nunca será literatura, quiza minificción, jejeje.
saludos
14 octubre, 2010 a las 15:37
La minificción es literatura, Daniel.
¡Sin ofender! 🙂
Abrazos ortopédicos,
PABLO GONZ
14 octubre, 2010 a las 13:47
Basta con escribir…
14 octubre, 2010 a las 15:40
Yo incluía «escribir» en ese «callar». Luego, como ves, el silencio salta en pedazos. Una de mis lecciones pendientes: aprender a callarme. Me va a costar, me va a costar.
Abrazos enormes,
PABLO GONZ
14 octubre, 2010 a las 13:49
Y hacer como Don Quijote; salir a recorrer el mundo, desfacer entuertos, perseguir a malandrines y correr tras la falda de Dulcinea.
Un abrazo, mi amigo Sancho.
14 octubre, 2010 a las 15:41
Se acepta la propuesta, Agustín.
Abrazos manchegos,
PABLO GONZ
14 octubre, 2010 a las 14:18
Ciertamente es así. Que no es lo mismo que vidas dramatizadas, o dramas en la vida. La Literatura es otra cosa, y si la vida se (nos) transformase en Literatura (andante) me gustaría poder elegir -tener esa libre elección-, del tipo de papel, la tinta que corra por mis venas, la encuadernación… incluso el estante donde ubicar mi morada.
Saludos desde Barcelona (Cataluña, España)
Montse.
14 octubre, 2010 a las 15:43
Montse,
muchas gracias por tu atinado comentario. Eres bienvenida por aquí. Dentro de un par de días publicaré un micro que quizás te guste, a juzgar por tus palabras.
Abrazos mundiales,
PABLO GONZ
14 octubre, 2010 a las 15:08
Creo que la vida se identifica con la literatura en manos de la posteridad, cuando los escritores de aquel entonces ya callan.
Un abrazo idéntico a lo natural.
14 octubre, 2010 a las 15:46
Una gran idea, Tatiana: le encuentro resonancias muy profundas que no puedo evaluar sin un poco de reflexión. «La literatura se identifica con la literatura en manos de la posteridad». Frase que queda orbitando en torno a quien la lee. Gracias por compartirla con todos.
Abrazos australes,
PABLO GONZ
14 octubre, 2010 a las 16:25
Siempre dando en el clavo, Pablo, qué frase tan acertada después de tantas emociones… Me preguntaba qué nos enviarías hoy y sólo puedo decirte CHAPEAU!!
Besos
14 octubre, 2010 a las 17:56
¿A pesar de la incongruencia? He aguantado en mi puesto una mañana, nada más.
Gracias, querida prima.
Besos,
P
14 octubre, 2010 a las 16:31
No estoy de acuerdo, porque la vida siempre ha sido literatura y uno nunca debe callar.
Saludos
14 octubre, 2010 a las 18:01
Yo creo, URL, que los escritores hacen de la vida literatura, porque la literatura es una representación de la vida. Dicho más in extenso, cuando la vida posee la virtud de representarse a sí misma, mostrarse tan afilada que nos corta sin remisión, entonces nuestra función social desaparece. Y no nos queda otra que callar, si pretendemos la coherencia, claro. Sobre la bondad intrínseca de hablar o callar, dependerá de la circunstancia, ¿no?
Abrazos fuertes,
PABLO GONZ
14 octubre, 2010 a las 17:30
Pues yo, como prefiero no sentirme escritor, no voy a callar. Ya están haciendo mucho ruido (y más que harán) los «escritores» que hacen literatura de la vida (de la privada). Me temo que en adelante asistiremos a un negocio que llevará la demanda de una audiencia conmovida por el hecho esencial hacia la literatura superflua y pornográfica. Ojalá me equivoque. Pero, por si acaso, no callo.
Abrazos, Pablo. Y perdona por cargarme el rollo, pero hoy estoy tocapelotas con esto :P.
14 octubre, 2010 a las 18:10
Los escritores (yo sí me siento escritor, entre otras muchas cosas) hacemos literatura de todo lo que cae en nuestras manos. Hay hechos de la vida privada que son esenciales en la gestación de una obra (por ejemplo los sentimientos, las ideas derivadas del ambiente en el que uno se crió, etc). Por otro lado, la parte crematística de la vida de un escritor no es ni más ni menos importante que en otras profesiones. Suponer que un escritor vive del aire es algo tan ingenuo como suponer que puede ganar dinero con cualquier cosilla que escriba.
Iba a mandarte abrazos tocapelotas pero seguro que más de uno me malinterpreta, así que abrazos, dos abrazos. 🙂
PABLO GONZ
14 octubre, 2010 a las 19:02
La literatura es vida y la vida surge, mana, se revela, rehivindica, reclama, fluye, acaricia, entristece, enseña, etc. y sobre todo, hacde personas.
Por cierto,¡Hurra por los 33, por los seis y por todos los que se han preocupado por ellos y sus familias!!
Besicos muchos.
14 octubre, 2010 a las 19:38
¡Hurra por la vida, Nani! Y por la literatura y por tu comentario: un pedazo de vida/literatura.
Abrazicos muchos,
PABLO GONZ
14 octubre, 2010 a las 19:08
Si los escritores tienen importancia, normalmente, no es por lo que hablan.
Un abrazo Pablo.
14 octubre, 2010 a las 19:40
Te doy la razón, Torcuato, que, según me parece, radica en el adverbio «normalmente». Como en todas las casas, hay excepciones. De vez en cuando un escritor destaca por lo que dice pero «normalmente» no.
Abrazos murcianos,
PABLO GONZ
14 octubre, 2010 a las 21:27
La vida se convierte en literatura gracias a la mirada callada pero escudriñadora del escritor. Quizá.
Un cordial saludo,
15 octubre, 2010 a las 12:13
Esa es (me parece a mí) la principal función del escritor: algo así como «afilar la realidad», lo que se logra por medio de la observación (esa mirada callada y escudriñadora) y la escritura (todos hemos notado alguna vez que el ejercicio de escribir no es una mera realización de ideas y sentimientos sino que también supone un aporte a ellos.
Para terminar, mi agradecimiento, por tu visita y tu comentario. Eres bienvenida.
Un abrazo,
PABLO GONZ
14 octubre, 2010 a las 21:31
Ay amigo Pablo, es que el escritor no domina las letras o las palabras; éstas lo dominan a él.
¡Felicitaciones al pueblo chileno por semejante muestra de grandeza!
Saludos!
15 octubre, 2010 a las 12:24
Les transmito tus felicitaciones a todos los chilenos que vea. 🙂
Respecto a la primera parte de tu comentario, creo que esto puede suceder en algunas ocasiones: se impone el tema como una obsesión y es tal su fuerza que incluso dicta las palabras correspondientes. En otros casos, se trata de un común acuerdo: el sentimiento se expresa a través del oficio y la técnica de escribir en un «acuerdo» más que en una relación de «dominio».
Abrazos fraternos, querida amiga.
PABLO GONZ
15 octubre, 2010 a las 0:05
Pablo, acaso no es parte de un todo donde la vida es?
abrazo.
15 octubre, 2010 a las 12:26
Creo que en casos excepcionales la vida y la literatura se superponen casi exactamente. Por lo común, la literatura es una parte de la vida, o un modo de ver la vida para representársela.
Abrazos de colibrí,
PABLO GONZ
15 octubre, 2010 a las 1:49
Ya vendrán quienes pongan letra al milagro de la mina y hasta celuloide. Pero será un plagio de la obra de Dios.
15 octubre, 2010 a las 12:28
Leeremos y veremos muchas representaciones de este alucinante evento. Brad Pitt será Luis Urzúa y gritará: «Hurray!, hurray!» Y yo me reiré mucho en ese momento.
Abrazos fuertes,
PABLO GONZ
15 octubre, 2010 a las 5:44
Todo es relatable y filmable. Lo importante es lograrlo bien.
15 octubre, 2010 a las 12:31
Creo que esta historia como documental sería desproporcionada: meses de oscuridad plena y apenas un día de euforia. El arte consiste también en proporcionar la realidad para que se nos clave, así que yo haría ficción con esta historia: una buena película de 90 minutos. No faltarán los buenos directores.
Abrazos californianos,
PABLO GONZ
15 octubre, 2010 a las 7:30
El grito del silencio…el silencio vital del escritor!
Un abrazo muy fuerte desde Francia
15 octubre, 2010 a las 12:32
Pues a mí ese silencio aún me cuesta, Marie-Claude. No el silencio del ambiente: el silencio de dentro, la paz serena…
Un abrazo muy fuerte desde Chile y gracias por venir.
PABLO GONZ
15 octubre, 2010 a las 9:31
Buena vuelta de tuerca, Pablo.
15 octubre, 2010 a las 12:33
Gracias, Manu. Bienvenido de nuevo por acá. Se te estaba echando de menos.
Un fuerte abrazo,
PABLO GONZ
15 octubre, 2010 a las 21:50
No hagamos literatura, diría Oliveira.
16 octubre, 2010 a las 12:11
Abrazos, Baizabal. Gracias por dejarte caer.
PABLO GONZ
15 octubre, 2010 a las 22:31
Brillante usted.
El escritor es mediero. Habla por la vida y por la literatura. Por ambas habrá de callar.
¡Saludos!
16 octubre, 2010 a las 12:12
Bienvenido, Edgar. Gracias por tu visita y por tu comentario.
Un cordial saludo,
PABLO GONZ
17 octubre, 2010 a las 3:11
En verdad no callamos, nos convertimos en la misma literatura…
18 octubre, 2010 a las 12:18
Buena reflexión, Marcelo. Gracias por compartirla y bienvenido por estos lares.
Un fuerte abrazo,
PABLO GONZ
17 octubre, 2010 a las 13:05
Yo lo interpreto como una respuesta a cuando uno trata de escribir los episodios novelescos de su vida como si pudiesen ser literatura. Cuando la vida es «literatura» hay que callar y vivir. Pienso también, aparte, en los estados de locura, donde no se puede la escritura. Saludos Pablo.
18 octubre, 2010 a las 12:20
Gracias por tu interesante aporte, Nicolás. Te sigo en «Un parto constante». Porque eso es la literatura, ¿no? Un parto que no cesa.
Abrazos fuertes,
PABLO GONZ