HOMENAJES LITERARIOS/7
20 octubre, 2010

A Enrique Cerdán Tato
EL VIEJO ESCRITOR
El viejo escritor ignorado, aquel que arrastraba sus pies a orillas del mar, se tumbó, para morir, en su mísero apartamento y le dijo a su discípulo, el único que jamás tuvo: «He logrado ver cumplido mi sueño heterodoxo: vivir con un sueño heterodoxo».
PABLO GONZ
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20 octubre, 2010 a las 12:21
Dedicado a Enrique Cerdán Tato, escritor alicantino y gran persona. Va con fotografía de Eliot Elisofon y con una frase tomada de una dedicatoria de mi amigo Luis Mancha. En resumen, hoy no hice más que cortar y pegar.
Abrazos a todos,
PABLO GONZ
20 octubre, 2010 a las 12:27
¡Qué tristeza!!!! Saludos Neli 😦
20 octubre, 2010 a las 12:46
La tristeza, uno de esos sentimientos del que han manado y manan muchísimas expresiones artísticas.
Mil abrazos para ti y que tengas un estupendo día.
PABLO GONZ
20 octubre, 2010 a las 12:34
Lo importante es saber cortar y pegar con tanto arte, Pablo
Caminó hacia su sueño para seguir en él
Un abrazo Pablo
20 octubre, 2010 a las 12:48
«Caminó hacia su sueño para seguir en él». Aquí tenemos una hermosa formulación de la idea «todo fluye y todo permanece» que aún no es tan clásica como sus progenitores.
Abrazos presocráticos,
PABLO GONZ
20 octubre, 2010 a las 12:42
Me gustó estimado Pablo; y nosotros que vivimos tan aferrados a nuestra realidad.
Un abrazo
20 octubre, 2010 a las 12:50
Me alegra que te guste, Daniel. Veo que además acompaña a tus reflexiones. Y eso también me alegra.
Abrazos alegres, pues.
PABLO GONZ
20 octubre, 2010 a las 12:42
Hizo su sueño, mal que nos pese, demás está decir que morir en esa soledad no nos guste. Llegado el momento quisiéramos aunque sea estar lucidos para poder posar nuestros ojos en un ser amado. Buen miércoles!
20 octubre, 2010 a las 12:54
Sí, Silvia, estoy contigo: debe ser muy triste morir en absoluta soledad. Me das un motivo para reflexionar y te lo agradezco.
Un fuerte abrazo,
PABLO GONZ
20 octubre, 2010 a las 13:22
Fue su sueño, con su sola realidad. Los sueños son así, o no?.
abrazo.
20 octubre, 2010 a las 14:37
Supongo que sí, Rosio. Traje aquí este micro para representar el trabajo del escritor verdadero: aquel que persiste en su forma de ver hasta el final de sus días, por encima de consideraciones extrañas.
Un fuerte abrazo,
PABLO GONZ
20 octubre, 2010 a las 13:56
Me encanta este hombre libre. Suponiendo por el bien el amor, la amistad, la fama y demás, uno arriesga convertirse en su esclavo. Sólo un sueño tiene un número ilimitado de grados de libertad.
Un abrazo.
20 octubre, 2010 a las 14:38
A mí también me gustan los hombres libres: aquellos para los cuales la libertad es lo primero. Sin embargo, en nuestra sociedad, los hombres libres se quedan solos, como este viejo escritor. ¿O libertad y soledad son sinónimos?
Abrazos fuertes, Tatiana, y gracias por venir.
PABLO GONZ
20 octubre, 2010 a las 14:46
El micro es un sueño en si. O un ensueño.
Blogsaludos
20 octubre, 2010 a las 14:53
Muchas gracias, Adivín. Un gustazo tenerte por acá.
Blogabrazos,
PABLO GONZ
20 octubre, 2010 a las 14:56
Si a veces libertadad y soledad son sinónimos, pero quien se sabe parte de un universo infinito, aunque “esté” solo, no puede “sentirse” tristemente solo jamás, porque sabe que todo lo que necesita para ser feliz está en él.No somos islas, somos un continente humano.Un abrazo.
20 octubre, 2010 a las 16:54
Muchas gracias por tu comentario, Héctor. No sobreentiendo soledad como triste soledad por lo que comprendo bien lo que quieres decir.
Abrazos continentales,
PABLO GONZ
20 octubre, 2010 a las 15:06
Invitas a una honda reflexión. Muy honda. Tanto que me caí por el agujero negro cavado en la arena hasta toparme con Don Enrique. Sonreía.
Un abrazo fiel a ti mismo.
20 octubre, 2010 a las 17:00
Sin la fidelidad a uno mismo no existe la persona. La lucha de ese viejo escritor (no hago paralelo con la carrera de don Enrique Cerdán) puede que le haya dejado una sonrisa en los labios o una triste mueca. Esa puerta abierta es por donde respira este micro.
Abrazos fuertes, Agustín, y gracias por venir.
PABLO GONZ
20 octubre, 2010 a las 16:26
¿Ese también es el sueño heterodoxo de Pablo González Cuesta?
20 octubre, 2010 a las 17:06
Vivir con un sueño heterodoxo es una hermosa muestra de heroicidad, algo muy propio para los portadores de deseos obcecantes, como yo. Gracias a tu definición, pude seguir construyendo mi horizonte heroico, lo cual te agradezco desde aquí.
Un fuerte abrazo,
PABLO GONZ
20 octubre, 2010 a las 16:34
Por cierto, me alegro de que mi dedicatoria te sugiriera un cuento… Un abrazo.
20 octubre, 2010 a las 17:07
Las palabras fluyen cargándose de sentidos.
PG
20 octubre, 2010 a las 16:36
Los sueños, los soñados y los vividos, son tan importantes como la vida misma:
«Que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son.»
Los clásicos nunca fallan.
20 octubre, 2010 a las 17:08
Por eso son clásicos. Seguimos necesitándolos como el primer día.
Abrazos fuertes,
PABLO GONZ
20 octubre, 2010 a las 18:05
Suele ser mejor lo heterodoxo que lo ortodoxo.
Un abrazo.
20 octubre, 2010 a las 19:13
Por lo menos es más variado, ¿no? Por principio no niego la necesidad de la ortodoxia: es el complemento necesario de la heterodoxia, aquello de lo que mana y contra lo que se construye.
Abrazos fuertes,
PABLO GONZ
20 octubre, 2010 a las 18:06
Bonitas palabras. ¿Cuántos grandes autores estarán durmiendo el sueño de los «justos»? Es un bonito texto.
20 octubre, 2010 a las 19:15
Hay muchos autores que deberían ser más conocidos, según mi criterio, pero, bueno, están en el mundo, sus libros pueden conseguirse con mayor o menor dificultad. Cuando la sociedad los necesite, podrá acudir a ellos y quitarles el polvo.
Abrazos fuertes, Manolo, y gracias por venir.
PABLO GONZ
20 octubre, 2010 a las 18:34
Soñó su vida, vivió su sueño…
Muy bonito
20 octubre, 2010 a las 19:17
Vivió su sueño
aquel viejo escritor:
soñó su vida.
Abrazos haijines, Su. Gracias por tus versos, tan inspiradores.
PABLO GONZ
20 octubre, 2010 a las 19:59
Me has hecho pensar toda la tarde, Pablo, y he llegado a la conclusión de que la heterodoxia es sinónimo de vida. Cuando la muerte acecha buscamos la ortodoxia, las seguridades creadas entre todos, la ilusión de la inmortalidad. Mantenerse al margen contemplando, siendo consciente, es un ejercicio de una gran valentía. El que lo hace crea sus propios puntales, nuevos, que servirán a muchos que vendrán luego apuntándose, paradójicamente, a la ortodoxia.
Quizá me lio un poco, es tarde.
Abrazos
20 octubre, 2010 a las 20:43
Yo creo que el ser humano, como cualquier otro organismo vivo, es una combinación de instintos conservadores e innovadores. Los instintos conservadores ocupan un lugar central y los innovadores una serie de lugares periféricos. La ortodoxia es ese lugar central que responde a lo que siempre nos funcionó: patria de los mecanismos clásicos o cobardes. La heterodoxia es múltiple, valiente, se lanza sobre terrenos nuevos que trata de incorporar a los dominios colectivos. Así se explica, por ejemplo, que algunos precursores se hayan convertido en clásicos mientras que otros muchos hayan sido fagocitados por el olvido. Los artistas verdaderos son siempre precursores en su arte y cuando logran arrastrar a la sociedad hasta el lugar que ellos ocupan «deben» (para seguir siendo artistas) exiliarse a las afueras para poder seguir ejerciendo. Interesante condena, ¿no?
Un fuerte abrazo,
PABLO GONZ
20 octubre, 2010 a las 20:55
savio escritor y savio vividor = savio reposar en paz.
me ha honorado tu comentario en mi blog. gracias
20 octubre, 2010 a las 21:22
Gracias por tus palabras, Mercè. Y gracias por venir. Esta es tu casa.
Una abraçada,
PABLO GONZ
20 octubre, 2010 a las 22:05
Un hombre hecho a su imagen, un sueño valiente, una última y rica lección para el discípulo fiel, y para todos nosotros: sé tú mismo.
Un abrazo.
21 octubre, 2010 a las 12:51
Ser uno mismo, ¿hasta el final?, ¿hasta el verdadero final, ese final que duele y anula todo lo demás? La respuesta parece fácil pero tiene muchas aristas. Ser un escritor fiel a sí mismo cuando eso puede significar dejar de ser escritor, quedarse solo en el mundo, sin amigos, sin posibilidades económicas, sin una silla donde sentarse… O decirle no al lujo que te asedia, a las manos que no son sinceras, a las lenguas poderosas que pueden despellejarnos… Entramos en el tenebroso palacio de la tragedia. «Hay que tenerlos cuadrados» es lo que yo digo.
Un fuerte abrazo, Odys, y gracias por tu sugerente comentario.
PABLO GONZ
20 octubre, 2010 a las 22:50
Por algún que otro andurrial internáutico ya habíamos coincido. Me alegra tu visita y la oportunidad que me das de conocer tu propuesta.
Un saludo, Pablo.
21 octubre, 2010 a las 12:54
Y yo me alegro, Raúl, de que hayas venido a conocer este espacio. Te visito en «El alma difusa» para seguir conociéndote.
Un fuerte abrazo,
PABLO GONZ
20 octubre, 2010 a las 22:59
¡Cómo me recuerda tu micro al pobre Celaya! Pobre escritor, que murió pobre como las ratas.
21 octubre, 2010 a las 12:56
Esa historia es descomunal, Manuel. Celaya era un ingeniero de mucho éxito y prefirió sacrificarlo todo para rendirse a la poesía. Recuerdo con tristeza su tremendo final y la patética colecta que organizó Cela, triunfador en su estilo, para garantizarle un pasar. Materia para novela, sin duda.
Abrazos fuertes y gracias por tu visita,
PABLO GONZ
21 octubre, 2010 a las 4:47
Pablo, ¿muertos los sueños qué queda? Es de lo último que debiéramos perder.
Saludos.
21 octubre, 2010 a las 12:57
Cuando los sueños mueren, el alma se aquieta. Somos un cuerpo sin ojos.
Abrazos, José Manuel.
PABLO GONZ
21 octubre, 2010 a las 5:44
Seguro que le encanta.
Mejor o peor, mucho o poco, escribimos para que se nos lea, lo cual no necesariamente impide que escribir nos llene como hecho en sí, aunque apenas nos lean, o no lo hagan en absoluto. Sigamos soñando.
No sé porqué esto es lo que me sugirió
(Opinión peregrina de alguien sin ni idea)
21 octubre, 2010 a las 13:01
Todas las opiniones son peregrinas, Cybrghost. Pero los sentimientos que contienen las tuyas no me lo parecen. Antes bien, hablan de un escritor con lo que hay que tener: el placer de escribir y el placer de difundir lo escrito. Eso es un organismo con boca y estómago. Lo demás son florituras que da el tiempo.
Un fuerte abrazo, colega, y gracias por dejar aquí tu opinión.
PABLO GONZ
21 octubre, 2010 a las 17:21
¡Fantástico!
21 octubre, 2010 a las 17:30
Muchas gracias, Lola. Me encanta tu expresión contundente.
Abrazos iguales,
PABLO GONZ
22 octubre, 2010 a las 6:56
Damm, algo triste. La palabra que pienso es «reprimir». Aunque las palabras están bien jugadas, finalmente.
Me encanta.
¡Saludos!
22 octubre, 2010 a las 12:10
Los temas tristes tienen también derecho en la literatura, así como en la vida.
Abrazos fuertes, Edgar, y gracias por venir.
PABLO GONZ
23 octubre, 2010 a las 6:37
«Los temas tristes tienen también derecho en la literatura, así como en la vida.»
¿Lo dice por lo de ‘reprimir’? xD
23 octubre, 2010 a las 18:06
No, hombre. Lo decía por «Damm, algo triste».
Abrazos,
PABLO GONZ
22 octubre, 2010 a las 7:19
Caemos en un tipo de comentario que se puede hacer sin coste alguno.
Como cuandoWoody Allen le dijo al público que agradecía un gesto, pero no tanto pues era meramente un gesto.
22 octubre, 2010 a las 12:12
No entiendo tu comentario, Carlos. ¿A qué te refieres?
24 octubre, 2010 a las 0:28
No conocía nada de este escritor. Ayer he leído su biografía y una de sus obras, Matar en nombre de Mozar y 29.. Es terrible que alguien así haya sido ignorado. Pero, también es cierto, que no murio solo, lo hizo con un sueño cumplido, por lo menos así lo vió él.
24 octubre, 2010 a las 22:34
Creo que Enrique Cerdán Tato no ha muerto. Por lo mismo (y por otras razones) este post no es una elegía.
Abrazos,
PABLO GONZ
24 octubre, 2010 a las 10:21
Cronista de mi ciudad. Una revelación que, aunque se nos muestre al final de una vida, llega a tiempo pues nos hace sentir que después de todo ha tenido sentido.
Un abrazo con el rumor de fondo del mar mediterráneo.
24 octubre, 2010 a las 22:45
Yo conocí a Enrique Cerdán en Alicante, hace ya muchos años, y recuerdo que me trató con una amabilidad extraordinaria. Irradiaba una fuerza bondadosa que me impactó. Por desgracia no tuve ocasión de frecuentar su amistad a partir de entonces pero si alguna vez lo encuentras, por favor, si puedes transmitirle esto, te lo agradecería.
Un fuerte abrazo,
PABLO GONZ