Yo, por ejemplo, aprendí cosas esenciales sobre el tiempo y el crecimiento cuando tenía huerto y me sentaba junto a mis lechugas.
Abrazos a todos y que tengan una feliz semana,
PABLO GONZ
Lo que es esencial para las lechugas, sin duda, y para ti si te gusta comerlas.
Yo hoy aprendí lo esencial que es abrazar a mi hijo antes de que entre llorando en clase, después de las vacaciones.
Lo esencial es esencial aprenderlo, pero supongo que no siempre se consigue.
Un abrazo y feliz semana para ti Pablo
Y de lo esencial se pueden seguir aprendiendo cosas. Partiendo de la esencia misma agregando toques personales.Yo aprendí a hablar ( gracias a Dios)esencia. Pero desde niña me gustaba inventar palabras y decirlas. Claro que todos me miraban con cara rara pero me sique gustando.
(Sa chec chec) se lo decía a mis hijos cuando hacía una cosa.Me mato de la risa significaba si querían leche. Buen comienzo de semana. Neli 🙂
Inventar el idioma es algo esencial. Otros lo inventaron antes que nosotros pero para que siga siendo un ente vivo debemos seguir creándolo. Puede hacerse al azar y quedar a la espera de que los demás sancionen nuestras propuestas o que el olvido las devore.
Abrazos esenciales,
PABLO GONZ
Iba a escribir algo pero después de leer el comentario de Torcuato me he quedado sin palabras. Pablo, me encanta la idea original y su continuación.
Saludillos a los dos
Aunque parezca extraño, dada la gran cantidad de contaminante suelto, preservar lo esencial es sencillo. Basta serenarse y mirar lo que amamos. Lo amado nos devuelve a nosotros mismos. Quien está buenamente centrado en sí, sólo lo esencial tendrá fuerza suficiente para navegar hasta su espíritu.
Quizás debería haber emplado otro término (central o algo así). Por esencial entiendo aquellas cosas cuya presencia o ausencia determinan las de otras muchas. Por ejemplo, el tronco es esencial en un árbol porque sin él el árbol deja de existir. Una raíz o una rama no son esenciales porque el árbol puede existir sin una raíz o una rama. Naturalmente no puede existir sin todas las ráices o todas las ramas por lo que las raíces o las ramas (en plural) son esenciales. Si queremos aprender lo esencial, conocer mejor aquello que está en el centro de nuestra existencia, debemos ponernos en contacto con ello: si quieres conocer la vida de las abejas, debes situarte cerca de ellas. Si quieres conocer lo esencial, debes detectarlo y arrimarte.
No sé si logré expresarme mejor.
Un abrazo,
PABLO GONZ
Se puede seguir con lo superfluo. Y seguramente ese concimiento nos llevará a una definición distinta de lo esencial. Vuelta a empezar.
Abrazos de lo más simples,
PABLO GONZ
Yo lo comprendí todo, Malena. Y te aseguro que lo esencial es muy simple. Es esto: una forma de movimiento. Imagina algo que rota en torno a un centro a velocidad creciente y sale despedido en línea recta. Luego su trayectoria empieza a hacerse sinuosa hasta que por fin se riza y queda en rotación entorno a un segundo centro. Allí se acelera, etc… Esto es lo esencial.
Abrazos fuertes,
PABLO GONZ
Primero aprendamos las cosas. Luego, (y cuidado) que los místicos piensen q
ue son esenciales. Yo, por si acaso, me pongo a cubierto.
Abrazos dudimetódicos y aesencialistas, Pablo.
Aprender es delicioso: la determinación de aquello que es esencial depende de cada uno (forma parte de su proceso de aprendizaje). Irse con cuidado es esencial (creo yo).
Abrazos como tú quieras, 😉
PABLO GONZ
Y, sin embargo, tengo la sensación de que me quedó demasiado general, abierto o sugerente. Es casi como si hubiera dicho «El universo es». Por cierto, «el universo es».
Un abrazo planckiano,
PABLO GONZ
Me considero un personaje muy afortunado: tengo una mula que sabe extraer la esencia de lo esencial (sólo hay que prestar la debida atención y no caer en el engaño de sus formas y maneras de mula).
Que te devuelvo con toda cordialidad y con la pregunta: ¿ya se derriten las nieves de tu paisito o persisten en su albor más o menos deslumbrante?
Abrazos asfixiados,
PABLO GONZ
En este país de juguete sin niño, la nieve insiste, persiste y jamás desiste; siempre a un paso de la perpetua y a dos del incordio. En esta esquinita de fiscalidad relajada, la nieve es como una luz que resbala (no te cuento, por no usar palabras gruesas, qué cosa es la nieve para un conductor de autocares….).
Otro abrazo, Pablo.
Oído el parte, Josep. Habrá que esperar con paciencia hasta que asomen las primeras flores (ojalá que tu mula se atiborre de ellas).
Más abrazos,
PABLO GONZ
Para mí lo esencial es que tras un lento fluir a través del Atlántico hoy ha llegado intacta hasta mi casa la saliva del tigre. Feliz y prolífico año te deseo, oh, lejano amigo. Te sigo leyendo.
El día que ganes el Cervantes prometo saltar el riachuelo artificial del parque del Quijote (que va muy crecido por las inundaciones) sin romperme las espinillas.
Vale, no hay güevos.
Pues haya Cervantes o no, que no lo va a haber porque yo soy del género bueno-tonto, te agradezco el buen humor. Él habla de tu inteligencia y tu generosidad. Ojalá que disfrutes de los lametazos del tigrillo.
Abrazos lejanos pero desde cerca,
P
Sí, señor, en los tres sentidos de la palabra (que conste que miré en el DRAE al que remito a los curiosos):
1. tr. Coger, asir, prender a alguien, o bien algo, especialmente si es de contrabando.
2. tr. aprender (‖ llegar a conocer).
3. tr. Fil. Concebir las especies de las cosas sin hacer juicio de ellas o sin afirmar ni negar.
Me está interesando mucho, por razones personales, la definición número 3 (sin hacer juicio de ellas).
Abrazos,
PABLO GONZ
Pablo González Cuesta (Pablo Gonz) es un escritor español nacido en Sevilla (1968) y radicado en Valdivia (Chile) desde el año 2001. Hasta los tres años, vivió en Sao Paulo (Brasil) y a esa edad su familia se trasladó a Barcelona, donde permaneció hasta 1976. El siguiente destino fue Madrid, donde pasó la mayor parte de su infancia y su juventud, con frecuentes estancias en un pueblo de la Montaña Leonesa (Cofiñal) de donde procede su familia. Posteriormente, vivió durante casi un año (1991-1992) en Múnich (Alemania). En este mismo periodo se produjo su definitivo acercamiento a la literatura, siendo sus primeras referencias literarias Gabriel García Márquez, Eduardo Mendoza, León Tolstoy y Stefan Zweig. Tiene seis novelas publicadas: 1996: «La pasión de Octubre» (ed. Alba, Barcelona). 1997: «Experto en silencios» (ed. Bitzoc, Palma de Mallorca, España). 1998: «Los hijos de León Armendiaguirre» (ed. Planeta, Barcelona). 2008: «Libertad» (ed. Uqbar, Santiago de Chile). 2008: «Mío» (ed. Carisma, Badajoz, España). 2014: «Lavrenti y el soldado herido» (ed. 20:13, Valdivia, Chile). 2015: «Libertad» (ed. Fantasía, Madrid, España). «La saliva del tigre. Minificciones» es su único libro de microficción (2010).
10 enero, 2011 a las 12:34
Yo, por ejemplo, aprendí cosas esenciales sobre el tiempo y el crecimiento cuando tenía huerto y me sentaba junto a mis lechugas.
Abrazos a todos y que tengan una feliz semana,
PABLO GONZ
10 enero, 2011 a las 12:37
Lo que es esencial para las lechugas, sin duda, y para ti si te gusta comerlas.
Yo hoy aprendí lo esencial que es abrazar a mi hijo antes de que entre llorando en clase, después de las vacaciones.
Lo esencial es esencial aprenderlo, pero supongo que no siempre se consigue.
Un abrazo y feliz semana para ti Pablo
10 enero, 2011 a las 13:43
A lo largo de la vida tenemos mucho tiempo. Y el tiempo pasa más lentamente si nos dedicamos a aprender. Esto es esencial.
Abrazos fuertes,
PABLO GONZ
10 enero, 2011 a las 21:48
Otra «intromisión» para decirte ¡qué importante estar en contacto con lo esencial!
Otro abrazo también
11 enero, 2011 a las 12:08
Yes, I agree.
Besillos,
P
10 enero, 2011 a las 12:45
Y si aprendes eso, ya has aprendido mucho.
10 enero, 2011 a las 13:44
Es una buena base para empezar, digo yo.
Abrazos fuertes,
PABLO GONZ
10 enero, 2011 a las 12:51
Totalmente de acuerdo.
Sin más…
Abrazos
10 enero, 2011 a las 13:44
Abrazos totales, entonces.
PABLO GONZ
10 enero, 2011 a las 12:58
Y de lo esencial se pueden seguir aprendiendo cosas. Partiendo de la esencia misma agregando toques personales.Yo aprendí a hablar ( gracias a Dios)esencia. Pero desde niña me gustaba inventar palabras y decirlas. Claro que todos me miraban con cara rara pero me sique gustando.
(Sa chec chec) se lo decía a mis hijos cuando hacía una cosa.Me mato de la risa significaba si querían leche. Buen comienzo de semana. Neli 🙂
10 enero, 2011 a las 13:47
Inventar el idioma es algo esencial. Otros lo inventaron antes que nosotros pero para que siga siendo un ente vivo debemos seguir creándolo. Puede hacerse al azar y quedar a la espera de que los demás sancionen nuestras propuestas o que el olvido las devore.
Abrazos esenciales,
PABLO GONZ
10 enero, 2011 a las 13:17
Lo esencial es simple. Lo simple es importante. Lo importante es esencial.
Abrazos, Pablo.
10 enero, 2011 a las 13:47
Suscribo tus palabras, Tor, una por una.
Abrazos perplejos,
PABLO GONZ
10 enero, 2011 a las 16:39
Iba a escribir algo pero después de leer el comentario de Torcuato me he quedado sin palabras. Pablo, me encanta la idea original y su continuación.
Saludillos a los dos
10 enero, 2011 a las 17:50
Somos dos perplejos. Gracias por la compañía.
Abrazos,
P
10 enero, 2011 a las 14:07
Aunque parezca extraño, dada la gran cantidad de contaminante suelto, preservar lo esencial es sencillo. Basta serenarse y mirar lo que amamos. Lo amado nos devuelve a nosotros mismos. Quien está buenamente centrado en sí, sólo lo esencial tendrá fuerza suficiente para navegar hasta su espíritu.
Feliz semana para vos también Pablo
Abrazos.
10 enero, 2011 a las 14:09
Me apunto esto: «Lo amado nos devuelve a nosotros mismos». Gracias por decirlo,
PABLO GONZ
10 enero, 2011 a las 15:37
Y de ahí surgen las ramificaciones hacia el todo.
¿Acaso hay algo que no sea esencial?
10 enero, 2011 a las 17:56
Quizás debería haber emplado otro término (central o algo así). Por esencial entiendo aquellas cosas cuya presencia o ausencia determinan las de otras muchas. Por ejemplo, el tronco es esencial en un árbol porque sin él el árbol deja de existir. Una raíz o una rama no son esenciales porque el árbol puede existir sin una raíz o una rama. Naturalmente no puede existir sin todas las ráices o todas las ramas por lo que las raíces o las ramas (en plural) son esenciales. Si queremos aprender lo esencial, conocer mejor aquello que está en el centro de nuestra existencia, debemos ponernos en contacto con ello: si quieres conocer la vida de las abejas, debes situarte cerca de ellas. Si quieres conocer lo esencial, debes detectarlo y arrimarte.
No sé si logré expresarme mejor.
Un abrazo,
PABLO GONZ
10 enero, 2011 a las 15:52
¿Y una vez aprendido lo esencial?
Un abrazo simple
10 enero, 2011 a las 17:58
Se puede seguir con lo superfluo. Y seguramente ese concimiento nos llevará a una definición distinta de lo esencial. Vuelta a empezar.
Abrazos de lo más simples,
PABLO GONZ
10 enero, 2011 a las 15:56
Desentrañar la esencia de las cosas no es simple; aunque la simpleza sea el camino para desentrañarlas.
10 enero, 2011 a las 18:01
Yo lo comprendí todo, Malena. Y te aseguro que lo esencial es muy simple. Es esto: una forma de movimiento. Imagina algo que rota en torno a un centro a velocidad creciente y sale despedido en línea recta. Luego su trayectoria empieza a hacerse sinuosa hasta que por fin se riza y queda en rotación entorno a un segundo centro. Allí se acelera, etc… Esto es lo esencial.
Abrazos fuertes,
PABLO GONZ
10 enero, 2011 a las 16:19
Primero aprendamos las cosas. Luego, (y cuidado) que los místicos piensen q
ue son esenciales. Yo, por si acaso, me pongo a cubierto.
Abrazos dudimetódicos y aesencialistas, Pablo.
10 enero, 2011 a las 18:04
Aprender es delicioso: la determinación de aquello que es esencial depende de cada uno (forma parte de su proceso de aprendizaje). Irse con cuidado es esencial (creo yo).
Abrazos como tú quieras, 😉
PABLO GONZ
10 enero, 2011 a las 16:52
Lo esencial del té
¿Son las hojas?
¿Es el agua?
¿Es la mezcla de ambas?
¿El sabor en mi boca?
Es cómo me siento cuando lo tomo…
Abrazos en esencia
10 enero, 2011 a las 18:06
Hay en tu poema cuatro preguntas y una respuesta.
Abrazos especulares,
PABLO GONZ
10 enero, 2011 a las 16:59
Irrebatible como un axioma 😉
Abrazos cuánticos.
10 enero, 2011 a las 18:08
Y, sin embargo, tengo la sensación de que me quedó demasiado general, abierto o sugerente. Es casi como si hubiera dicho «El universo es». Por cierto, «el universo es».
Un abrazo planckiano,
PABLO GONZ
10 enero, 2011 a las 17:33
Es cierto, se aprende y se vuelve a lo esencial. Me inquieta Pablo la frase contraria, el reverso, no menos cierto también.
Abrazos.
10 enero, 2011 a las 18:09
Si esta frase te sugirió el motivo de una inquietud, yo dormiré un poco más tranquilo.
Abrazos fuertes,
PABLO GONZ
10 enero, 2011 a las 20:15
Me considero un personaje muy afortunado: tengo una mula que sabe extraer la esencia de lo esencial (sólo hay que prestar la debida atención y no caer en el engaño de sus formas y maneras de mula).
Un abrazo esencial, Pablo.
10 enero, 2011 a las 20:21
Que te devuelvo con toda cordialidad y con la pregunta: ¿ya se derriten las nieves de tu paisito o persisten en su albor más o menos deslumbrante?
Abrazos asfixiados,
PABLO GONZ
10 enero, 2011 a las 20:46
Si.
Abrazo
10 enero, 2011 a las 21:25
A eso se le llama ser asertivo, Rosio. Gracias por esa actitud.
Abrazos fuertes,
PABLO GONZ
10 enero, 2011 a las 20:48
En este país de juguete sin niño, la nieve insiste, persiste y jamás desiste; siempre a un paso de la perpetua y a dos del incordio. En esta esquinita de fiscalidad relajada, la nieve es como una luz que resbala (no te cuento, por no usar palabras gruesas, qué cosa es la nieve para un conductor de autocares….).
Otro abrazo, Pablo.
10 enero, 2011 a las 21:27
Oído el parte, Josep. Habrá que esperar con paciencia hasta que asomen las primeras flores (ojalá que tu mula se atiborre de ellas).
Más abrazos,
PABLO GONZ
10 enero, 2011 a las 23:00
Para mí lo esencial es que tras un lento fluir a través del Atlántico hoy ha llegado intacta hasta mi casa la saliva del tigre. Feliz y prolífico año te deseo, oh, lejano amigo. Te sigo leyendo.
El día que ganes el Cervantes prometo saltar el riachuelo artificial del parque del Quijote (que va muy crecido por las inundaciones) sin romperme las espinillas.
Vale, no hay güevos.
11 enero, 2011 a las 12:11
Pues haya Cervantes o no, que no lo va a haber porque yo soy del género bueno-tonto, te agradezco el buen humor. Él habla de tu inteligencia y tu generosidad. Ojalá que disfrutes de los lametazos del tigrillo.
Abrazos lejanos pero desde cerca,
P
10 enero, 2011 a las 23:37
¿Lo esencial = verdaderamente importante o esencial = lo más simple y básico?
11 enero, 2011 a las 12:12
Me permito remitirte al comentario #6 de Torcuato.
Abrazos fuertes,
PABLO GONZ
11 enero, 2011 a las 11:00
Y también se «aprehende», por supuesto. Un saludo, Pablo.
11 enero, 2011 a las 12:15
Sí, señor, en los tres sentidos de la palabra (que conste que miré en el DRAE al que remito a los curiosos):
1. tr. Coger, asir, prender a alguien, o bien algo, especialmente si es de contrabando.
2. tr. aprender (‖ llegar a conocer).
3. tr. Fil. Concebir las especies de las cosas sin hacer juicio de ellas o sin afirmar ni negar.
Me está interesando mucho, por razones personales, la definición número 3 (sin hacer juicio de ellas).
Abrazos,
PABLO GONZ
11 enero, 2011 a las 11:16
¡Sí, Pablo! y creo que nuestro mayor problema, es darnos cuenta.
Abrazo,
11 enero, 2011 a las 12:18
Darse cuenta es esencial. Seguramente se puede aprender aumentando la atención sobre el mundo.
Abrazos distraídos,
PABLO GONZ