Muy lindo Pablo como siempre. Un saludo golfista , aunque mucho no entiendo. Yo soy futbolera, me encanta ese deporte. Aclaro que no por eso dejo de ser femenina 🙂
Neli 🙂
Has llevado al golf a alturas que nadie esperaba.
Si algún día se me da la ocasión de ir a jugar al espacio, dime,¿ No se quedará la bolita flotando en gravedad cero?
Pues nada a comprarse un palo del tamaño adecuado y a jugar. Luego acuérdate de dejar las pelotitas en la posición de salida, plis.
Abrazuelos leoneses que son tirando a inolvidables,
PABLO GONZ
Qué buen Filandón.
Estaba pensando que si el tema es el golf, esto sería la saliva del Tiger; pero pasando lo que pasó, mejor lo dejamos así… en la mala baba de Tiger.
El golpe es bueno, pero malo a la vez, por infinito. La bola gravita y gravita y nunca veremos el final del recorrido.
Al menos no hasta que emboque en un agujero negro.
El micro es muy bueno, sólo muy bueno, y finito.
Abrazos.
Hugo.
PD: Siendo yo niño, Seve me dio 20 duros por ganarle una apuesta golfística. No digo más porque algún día será un relato, pero para mí que se dejó
Pablo González Cuesta (Pablo Gonz) es un escritor español nacido en Sevilla (1968) y radicado en Valdivia (Chile) desde el año 2001. Hasta los tres años, vivió en Sao Paulo (Brasil) y a esa edad su familia se trasladó a Barcelona, donde permaneció hasta 1976. El siguiente destino fue Madrid, donde pasó la mayor parte de su infancia y su juventud, con frecuentes estancias en un pueblo de la Montaña Leonesa (Cofiñal) de donde procede su familia. Posteriormente, vivió durante casi un año (1991-1992) en Múnich (Alemania). En este mismo periodo se produjo su definitivo acercamiento a la literatura, siendo sus primeras referencias literarias Gabriel García Márquez, Eduardo Mendoza, León Tolstoy y Stefan Zweig. Tiene seis novelas publicadas: 1996: «La pasión de Octubre» (ed. Alba, Barcelona). 1997: «Experto en silencios» (ed. Bitzoc, Palma de Mallorca, España). 1998: «Los hijos de León Armendiaguirre» (ed. Planeta, Barcelona). 2008: «Libertad» (ed. Uqbar, Santiago de Chile). 2008: «Mío» (ed. Carisma, Badajoz, España). 2014: «Lavrenti y el soldado herido» (ed. 20:13, Valdivia, Chile). 2015: «Libertad» (ed. Fantasía, Madrid, España). «La saliva del tigre. Minificciones» es su único libro de microficción (2010).
9 junio, 2011 a las 19:10
Este micro participó en el Filandón 3.0. Todavía recuerdo lo bien que me lo pasé aquel día.
Abrazos leoneses,
PABLO GONZ
9 junio, 2011 a las 20:05
Qué «mono» Don Dios, menos mal que la Tierra es una pelotita azul, jajaja
Abrazos valencianos
9 junio, 2011 a las 21:10
Abrazos valdivianos, Elysa.
PABLO GONZ
9 junio, 2011 a las 20:20
Muy lindo Pablo como siempre. Un saludo golfista , aunque mucho no entiendo. Yo soy futbolera, me encanta ese deporte. Aclaro que no por eso dejo de ser femenina 🙂
Neli 🙂
9 junio, 2011 a las 21:11
Uy, no tiene nada que ver. El fútbol es cosa de humanos.
Abrazos enormes,
PABLO GONZ
9 junio, 2011 a las 22:21
Recuerdo perfectamente este micro, cualquiera sabe que son los planetas para los seres grandes, je je
Un abrazo
10 junio, 2011 a las 14:34
Una cuestión de escala. Quizás vemos a la Tierra demasiado grande y no comprendemos que también tiene su fragilidad.
Abrazos verdes,
PABLO GONZ
9 junio, 2011 a las 23:27
Has llevado al golf a alturas que nadie esperaba.
Si algún día se me da la ocasión de ir a jugar al espacio, dime,¿ No se quedará la bolita flotando en gravedad cero?
10 junio, 2011 a las 14:35
Yo soy ignorante astronómico, Carlos, además.
Abrazos fuertes,
PABLO GONZ
10 junio, 2011 a las 4:59
Yo también quiero jugar a ese golf divino.
Filandón de besos.
10 junio, 2011 a las 14:36
Pues nada a comprarse un palo del tamaño adecuado y a jugar. Luego acuérdate de dejar las pelotitas en la posición de salida, plis.
Abrazuelos leoneses que son tirando a inolvidables,
PABLO GONZ
10 junio, 2011 a las 7:24
Qué buen Filandón.
Estaba pensando que si el tema es el golf, esto sería la saliva del Tiger; pero pasando lo que pasó, mejor lo dejamos así… en la mala baba de Tiger.
Abrazos ibuprofénicos
10 junio, 2011 a las 14:40
Sigo aprendiendo a tu lado, Gabriel.
Te mando de vuelta unos humildes abrazos no esteroideos (lo miré en la Wiki, no te creas).
PABLO GONZ
10 junio, 2011 a las 7:39
Tus dioses son mas «snob» que los de Ángeles Sánchez del otro día, que jugaban al futbolín. Me gustó.
Abrazos de petanca.
10 junio, 2011 a las 14:41
Es que hay dioses de muchas clases. Empero, todos son juguetones.
Abrazos como tú quieras,
PABLO GONZ
10 junio, 2011 a las 8:25
Gana el que meta la pelotita azul en el último hoyo, o quizá fue el primero, en el centro mismo de la Vía Lactea. Campana y se acabó!
10 junio, 2011 a las 14:42
Así me decía ayer Grom en el Facebook: «al fin entiendo para qué sirven los agujeros negros».
Abrazos odiseos,
PABLO GONZ
10 junio, 2011 a las 8:54
Solo el cielo nos permite….jugar entre Luna y Sol…el probleme es….nosotros!!!
10 junio, 2011 a las 14:45
En eso estamos, Marie-Claude: Leyendo/Escribiendo tratamos de comprendernos.
Abrazos enormes,
PABLO GONZ
10 junio, 2011 a las 8:59
El golpe es bueno, pero malo a la vez, por infinito. La bola gravita y gravita y nunca veremos el final del recorrido.
Al menos no hasta que emboque en un agujero negro.
El micro es muy bueno, sólo muy bueno, y finito.
Abrazos.
Hugo.
PD: Siendo yo niño, Seve me dio 20 duros por ganarle una apuesta golfística. No digo más porque algún día será un relato, pero para mí que se dejó
10 junio, 2011 a las 14:47
Hombre, esa anécdota la tienes que contar: o como anécdota o como cuento. Porque seguro que no tiene desperdicio.
Hugs, Hugo.
PABLO GONZ
10 junio, 2011 a las 9:41
Akéwa, merci «Poète»!
Un fuerte abrazo,
Christian
10 junio, 2011 a las 14:47
De nada, compadre.
Abrazos multiversales,
PABLO GONZ
10 junio, 2011 a las 19:10
Qué bueno Pablo, sí señor 😉
10 junio, 2011 a las 19:22
Muchas gracias, Rocío.
Abrazos con guiños,
PABLO GONZ