Gracias, Javier. Esta mañana, te cuento, pasé por delante de un espejo y me pareció ver a un monje tibetano. Llevaba yo lo siguiente: camiseta, camisa, jersey de cuello alto, batín de lana granate y una parca de plumas de color rojo. Me faltaba un gorro amarillo pero ya me buscaré uno.
Abrazos fuertes,
PABLO GONZ
Y hace bien, un rey delicado, dulce y efímero -a juzgar por el nombre,- no interesa.
Maravilla, eso de la nieve aquí sería fantástico.
Abrazos desde mi jardín.
Corazón de Melón, suena a demasiada dulzura para un hombre. Al menos para mi gusto jaja. Ojalá caigan copos, si te hace feliz, lógico que luego hay que abrigarse mucho por el frío. Acá anuncian granizo 😦 horror.
Buen finde para todos.
Neli 🙂
Al final la nevada quedó en aguanieve y además poca. Hizo frío, salió a pasear el silencio ese típico, pero nada más. Habrá que esperar al siguiente frente. Hoy, sol radiante en el sur de Chile.
Abrazos enormes,
PABLO GONZ
Vivimos en una época ruidosa, caro amigo, pero en medio del estruendo ya sólo se oyen con claridad las desvergonzadas voces de las hijas que no quieren semejantes imposiciones. Del éxtasis delicioso al lacerante suplicio hay por lo visto un paso.
Un fuerte abrazo, Pablo, entre olivos a 40º, de un aceitunero altivo de Jaén.
Una vez aplacados los ánimos y el ruido, poco tardaron las familias monárquicas en decorar sus lujosos salones con las feroces efigies de las hijas de los revolucionarios…
Bueno, seguro que al Corazón de melón, en su barrio le llamaban «El Ritxar». Eso le habría gustado más a doña Merengosa. De Navarra, por cierto.
Abrazo histórico pero de ciencias.
Sí, sí, lo veo al Ritxar ese con la barba rubia pero metido en una cazadora de pinchos. El cuerpo tatuado con un plano de la antigua Jerusalem que se encontró en la piel después de unos sanfermines BASTANTE moviditos. Luego, su madre…
Saludos de latín con matemáticas (raritos),
PABLO GONZ
Muy divertido Pablo, y como colofón el comentario de Gabriel. Menos mal que poco a poco nadie hace caso de nadie, y cada uno se hace un poco de caso a sí mismo. No sé, digo yo.
Como debe ser, Agustín. Para que nadie nos juzgue tenemos que ser jueces muy severos con nosotros mismos. Más allá, está el gusto de oír a los demás. De vez en cuando, casi de casualidad, los escuchamos.
Abrazos winnappuenses,
PABLO GONZ
Gracias por ese fuego, Elysa: lo encapsulo para irlo liberando poco a poco. Este año el invierno será menos duro.
Abrazotes rápidos y muchos,
PABLO GONZ
¡Ea y aquí 38º de nada! No olvides la bufanda.
En cuanto al relato, pasa como aquel que le dicen: «Estás sordo» y contesta: «Sí, gordo como un zollo», jejej.
Besicos muchos.
Pablo González Cuesta (Pablo Gonz) es un escritor español nacido en Sevilla (1968) y radicado en Valdivia (Chile) desde el año 2001. Hasta los tres años, vivió en Sao Paulo (Brasil) y a esa edad su familia se trasladó a Barcelona, donde permaneció hasta 1976. El siguiente destino fue Madrid, donde pasó la mayor parte de su infancia y su juventud, con frecuentes estancias en un pueblo de la Montaña Leonesa (Cofiñal) de donde procede su familia. Posteriormente, vivió durante casi un año (1991-1992) en Múnich (Alemania). En este mismo periodo se produjo su definitivo acercamiento a la literatura, siendo sus primeras referencias literarias Gabriel García Márquez, Eduardo Mendoza, León Tolstoy y Stefan Zweig. Tiene seis novelas publicadas: 1996: «La pasión de Octubre» (ed. Alba, Barcelona). 1997: «Experto en silencios» (ed. Bitzoc, Palma de Mallorca, España). 1998: «Los hijos de León Armendiaguirre» (ed. Planeta, Barcelona). 2008: «Libertad» (ed. Uqbar, Santiago de Chile). 2008: «Mío» (ed. Carisma, Badajoz, España). 2014: «Lavrenti y el soldado herido» (ed. 20:13, Valdivia, Chile). 2015: «Libertad» (ed. Fantasía, Madrid, España). «La saliva del tigre. Minificciones» es su único libro de microficción (2010).
15 julio, 2011 a las 18:41
Previsión para el fin de semana en Valdivia: nieve.
A ver si es verdad, que ya estoy hartito del agua líquida.
Besos en aspersión,
PABLO GONZ
15 julio, 2011 a las 19:49
Muy bien esa sordera disléxica.
Hoy no se casan —los hijos— ni atados.
Y a abrigarse.
15 julio, 2011 a las 20:06
Gracias, Javier. Esta mañana, te cuento, pasé por delante de un espejo y me pareció ver a un monje tibetano. Llevaba yo lo siguiente: camiseta, camisa, jersey de cuello alto, batín de lana granate y una parca de plumas de color rojo. Me faltaba un gorro amarillo pero ya me buscaré uno.
Abrazos fuertes,
PABLO GONZ
15 julio, 2011 a las 21:14
Yo tampoco me casaba…
Mandanos un poquito, si nieva.
Besos desde el aire
15 julio, 2011 a las 22:04
Se hace.
Un abrazo con copos,
PABLO GONZ
15 julio, 2011 a las 22:41
Y hace bien, un rey delicado, dulce y efímero -a juzgar por el nombre,- no interesa.
Maravilla, eso de la nieve aquí sería fantástico.
Abrazos desde mi jardín.
18 julio, 2011 a las 19:37
Seguramente el papá se refería a Ricardo «Corazón de León» que sí es el nombre de un rey.
Abrazos desde mi cubículo,
PABLO GONZ
15 julio, 2011 a las 23:23
Corazón de Melón, suena a demasiada dulzura para un hombre. Al menos para mi gusto jaja. Ojalá caigan copos, si te hace feliz, lógico que luego hay que abrigarse mucho por el frío. Acá anuncian granizo 😦 horror.
Buen finde para todos.
Neli 🙂
18 julio, 2011 a las 19:38
Al final la nevada quedó en aguanieve y además poca. Hizo frío, salió a pasear el silencio ese típico, pero nada más. Habrá que esperar al siguiente frente. Hoy, sol radiante en el sur de Chile.
Abrazos enormes,
PABLO GONZ
16 julio, 2011 a las 10:11
Vivimos en una época ruidosa, caro amigo, pero en medio del estruendo ya sólo se oyen con claridad las desvergonzadas voces de las hijas que no quieren semejantes imposiciones. Del éxtasis delicioso al lacerante suplicio hay por lo visto un paso.
Un fuerte abrazo, Pablo, entre olivos a 40º, de un aceitunero altivo de Jaén.
18 julio, 2011 a las 19:40
Cambio el frío por el sudor fresco a la sombra de los olivos.
Un saludo, envidiado amigo y paisano,
PABLO GONZ
16 julio, 2011 a las 11:45
Yo tampoco, hija. ¡Qué buena sordera selectiva!
Besos muy agudos.
18 julio, 2011 a las 19:40
Que se agradecen y se retribuyen con estos obtusos abrazos.
PABLO GONZ
16 julio, 2011 a las 15:19
Pues yo creo que sería más divertido un corazón de melón que de león, que está más manido…
Abrazos de sol y luna
18 julio, 2011 a las 19:41
Me pregunto cómo gritará ¡al ataque! un rey llamado Corazón de Melón.
Abrazos siderales, claro.
PABLO GONZ
16 julio, 2011 a las 17:20
Una vez aplacados los ánimos y el ruido, poco tardaron las familias monárquicas en decorar sus lujosos salones con las feroces efigies de las hijas de los revolucionarios…
18 julio, 2011 a las 19:42
Ahí tienes argumento para una novela histórica.
Abrazos fuertes,
PABLO GONZ
16 julio, 2011 a las 20:21
Bueno, seguro que al Corazón de melón, en su barrio le llamaban «El Ritxar». Eso le habría gustado más a doña Merengosa. De Navarra, por cierto.
Abrazo histórico pero de ciencias.
18 julio, 2011 a las 19:45
Sí, sí, lo veo al Ritxar ese con la barba rubia pero metido en una cazadora de pinchos. El cuerpo tatuado con un plano de la antigua Jerusalem que se encontró en la piel después de unos sanfermines BASTANTE moviditos. Luego, su madre…
Saludos de latín con matemáticas (raritos),
PABLO GONZ
17 julio, 2011 a las 6:40
Muy divertido Pablo, y como colofón el comentario de Gabriel. Menos mal que poco a poco nadie hace caso de nadie, y cada uno se hace un poco de caso a sí mismo. No sé, digo yo.
Un fuerte abrazo.
18 julio, 2011 a las 19:46
Como debe ser, Agustín. Para que nadie nos juzgue tenemos que ser jueces muy severos con nosotros mismos. Más allá, está el gusto de oír a los demás. De vez en cuando, casi de casualidad, los escuchamos.
Abrazos winnappuenses,
PABLO GONZ
17 julio, 2011 a las 13:04
¡Pbre hija! lo mejor es que se independice, con ese nombre de principe no puede salir nada bueno.
Te mando un poco del fuego que correr por aquí.
Abrazos.
18 julio, 2011 a las 19:47
Gracias por ese fuego, Elysa: lo encapsulo para irlo liberando poco a poco. Este año el invierno será menos duro.
Abrazotes rápidos y muchos,
PABLO GONZ
17 julio, 2011 a las 18:26
¡Ea y aquí 38º de nada! No olvides la bufanda.
En cuanto al relato, pasa como aquel que le dicen: «Estás sordo» y contesta: «Sí, gordo como un zollo», jejej.
Besicos muchos.
18 julio, 2011 a las 19:48
El que no escucha es porque no quiere. Me busco la palabra «zollo», que nunca me había cruzado con ella.
Besicos a 2 bajo cero.
PABLO GONZ
18 julio, 2011 a las 19:19
Igual el buen partido era Juan sin Guerra…
Saludos desde Castilla, donde los copos son del cereal.
18 julio, 2011 a las 19:50
Para pensar, Carmelo, esa distancia que hay entre los copos de nieve y los de avena.
Un fuerte abrazo y bienvenido por esta casa,
PABLO GONZ